Sin final feliz para la Roma La culpa del Empoli cuando los Giallorossi sorprendieron primero con Gyasi y luego Colombo con un penalti, invalidando el gol de Shomurodov pero sobre todo arruinando la velada de Paulo Dybala, que fue aplaudido por el público tras rechazar la oferta árabe y forzar para saborear el sabor amargo. Una derrota en quizás el partido más importante de su historia en la capital. Antes del partido, Leandro Paredes fue premiado por ganar la Copa América, pero el héroe argentino es otra persona. El número 21 sobre sus hombros es Dybala que toca el primer balón del partido, mientras detrás de él la pancarta «Corazón, alma y vida. Gracias Paulo» atestigua el estado de ánimo de todos los aficionados.
El Empoli jugó mejor, encontró espacios entre las líneas giallorossi y disparó a puerta con un derechazo que se fue desviado, luego Gyasi se adelantó con un disparo seguro que acabó desviado del arco. Aún más emocionante es la oportunidad de Colombo de rematar de cabeza en el larguero. La Roma no encuentra salida, pero siempre es Dybala quien ilumina la escena, aunque sea en destellos, mientras el argentino intenta diversificarse en todo el frente de ataque.
Desde los pies, sobre todo con el pie derecho, la mejor ocasión de la primera parte de los giallorossi llega con un centro de Pellegrini y respuesta de Vázquez. Mientras espera el silbato, llega una ducha fría para la Roma con Gyasi solo en el segundo palo para vencer a Svilar y tomar la ventaja toscana mientras la primera mitad termina entre las sirenas.
A su regreso de los vestuarios, De Rossi dio entrada a Zalewski por Celek y la Roma se volvió más ofensiva. El resultado se pudo ver inmediatamente en el larguero que pegó Pellegrini tras el disparo de Cristante, y luego, en el rebote, el cabezazo de Mancini pegó en el poste. En el mejor momento de la Roma, fue Paredes quien cometió el error decisivo, inicialmente regalando ingenuamente el balón y luego derribando a Esposito dentro del área en un intento de recuperarse. Colombo se da vuelta. Dybala no quiere aguar la fiesta e intenta dar la voz de alarma, hasta el punto de que el mayor peligro viene de su zurda, pero todos sus intentos han fracasado. De Rossi también intenta jugar la carta de Shomurodov y la jugada funcionó porque, tras un centro de Baldanzi, reabrió un partido que parecía cerrado. El último sentimiento lo vuelve a demostrar Dybala, el último en rendirse, con su zurda que bate a Vázquez pero pega en el poste para sellar la derrota en la misma tarde que debería haber sido una celebración de la supervivencia de Dybala y que en cambio abre las primeras grietas en La casa de los Giallorossi con sólo un punto (Ben Cagliari y Empoli) sumó en las dos primeras jornadas del torneo.
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