El padre Lorenzo Piacenza, un salesiano que dedicó su vida al bien de los pobres y estuvo comprometido en la misión durante 66 años, falleció a la edad de 92 años. El padre Piacenza, de Dogliani, falleció en Caracas, Venezuela, el 28 de abril. Será recordado el sábado 4 de mayo durante una misa a las 18.30 horas en la iglesia parroquial de Dogliani. La Misa Trigissima se celebrará nuevamente en Dogliani el sábado 1 de junio a las 18.30 horas.
El Padre Piacenza nació en Dogliani el 2 de agosto de 1931 y emigró como misionero del Salesiano Don Bosco en 1958 a Venezuela, en Caracas. De 1980 a 1985 trabajó en la Misión Salesiana de Puerto Agacucho en la Amazonía venezolana, y desde 1986 se desempeñó posteriormente como párroco de San Francisco de Sales en Dolorita-Mariches. La parroquia está ubicada en un conjunto de 46 barrios, habitados por más de doscientas mil personas, completamente desprovistos de cualquier servicio, reuniendo a más de dos mil niños y jóvenes de diversas zonas pobres de Caracas. Entre los habitantes de los barrios marginales -en un entorno de condiciones laborales precarias, marginación juvenil, prostitución y crimen organizado- Don Piacenza trabajó incansablemente para crear condiciones de estudio y empleo para los jóvenes en un estado de analfabetismo casi total. Para ello, ha impulsado escuelas de formación profesional que ofrecen cursos de mecánica, electromecánica, carpintería mecánica, carpintería y electrónica, ofreciendo a los jóvenes que no tienen medios y se encuentran desesperados la posibilidad de escapar de una vida de violencia y marginación, así como como la posibilidad de ganar aptitud profesional y social.
En 1999, en Turín, el Padre Piacenza recibió el premio “Piamontese del Mundo” que le concedió la asociación del mismo nombre, con esta motivación: “Ha sabido transmitir las características espirituales del santo piamontese por excelencia, San Giovanni Bosco, a lo largo de su obra mostrando cómo Para que los niños de nuestra tierra sean altruistas y nobles de espíritu hacia aquellos que en los países de emigración necesitan no sólo una palabra de consuelo, sino precisamente un gesto concreto que les permita elevarse no sólo espiritualmente pero también económicamente”.
Tras la noticia de su fallecimiento, la Diócesis de Caracas comentó lo siguiente: “Que su vida dedicada al Evangelio sea un ejemplo para nosotros, y su ejemplo nos aliente a seguir el camino del amor y el servicio”.