(ANSA) – NUEVA DELHI, 28 de marzo – El Dala Lama, líder espiritual del budismo tibetano, admitió a un niño durante tres días de enseñanzas a una comunidad de tibetanos de ascendencia mongola en Dharamsala, la ciudad india donde vive como refugiado. Ocho años, como la reencarnación del último gran maestro tibetano de Mongolia.
El Hindustan Times escribe que el niño ya había sido «consagrado» en el monasterio tibetano de Gandan, en la capital mongola de Ulaanbaatar, antes de ser presentado al Dalai Lama, quien lo aceptó como la décima reencarnación de Rinpoche, el mongol (maestro venerado). Jalja Jetsun Dampa. El niño, cuya identidad no ha sido revelada, nació en Estados Unidos como hijo de un rico empresario mongol.
Sin embargo, el reconocimiento no se traduce en una posible designación de sucesión para el Dalai Lama que, ahora en el umbral de los 88 años, ha afirmado en reiteradas ocasiones que aún no ha decidido si indicar o no a quién dejar de guía espiritual. Y si esto sucede, entonces en la comunidad internacional del budismo tibetano hay al menos mil lamas, o maestros, que son reconocidos como reencarnaciones de antiguos líderes espirituales. Reconocimiento que se produce gracias a las señales que ellos mismos dan oa través de señales de oráculos o personas cercanas a ellos.
Sin embargo, el reconocimiento del niño tiene un significado político, pues pretende revitalizar la presencia del budismo tibetano en el país asiático «encajonado» entre Rusia y China, donde el rey Altan Khan, convertido al budismo, en el siglo XVI, concedió el título de Dalai Lama (Océano de Sabiduría) a un maestro Gelugpa Sonam Gyatso, Tercer Exponente del Linaje Mongol.
Los lamas mongoles afines no habían sido identificados durante algún tiempo y el linaje corría peligro de ser interrumpido: la identificación del niño pequeño es una provocación más en clave antichina por parte del anciano líder espiritual tibetano que, desde su exilio en la India, no ha dejado de luchar por su país ocupado por Pekín desde hace un año 1950. (mango).
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