El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha anunciado que participará personalmente en Buenos Aires en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, organismo que La presidencia rotatoria de ArgentinaMartes 24 de enero. La presencia de Maduro -y de hecho la posibilidad más temprana de su llegada- ha reavivado el difícil enfrentamiento político entre la coalición de gobierno y la oposición argentina.
Cumbre de la CELAC en Buenos Aires, polémica por la presencia de Maduro, Ortega y Díaz-Canel
Para los países miembros con un liderazgo progresista, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, es un foro que pretende actuar como un «adversario» respecto de la histórica Organización de Estados Americanos, a la que considera muy en línea con las posiciones de Washington, sin excluir a países como Cuba, Venezuela y Nicaragua que están en la «lista negra» de Estados Unidos, especialmente en lo que se refiere a derechos humanos y alianzas con países hostiles a Estados Unidos.
El fermento político que prevalece estos días en Buenos Aires es exactamente la caracterización de algunos líderes latinoamericanos. Además de Maduro, el líder cubano Miguel Díaz-Canel y el nicaragüense Daniel Ortega, quienes conducen a sus países, según Occidente, de manera autoritaria con clara violación de los derechos humanos y las libertades políticas.
Representantes de los gobiernos de China y Estados Unidos también estarán presentes en la séptima cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños: Joe Biden, quien fue invitado oficialmente, anunció que, aunque estuviera ausente personalmente, enviaría un delegación encabezada por Chris Dodd, su asesor especial. al continente americano, a Buenos Aires, integrado también por miembros del Departamento de Estado y del Consejo de Seguridad Nacional.
Los ojos de la política argentina están puestos sobre todo en la desconocida agenda de Nicolás Maduro. Argentina entró en un año electoral, votando a fines de 2023 por el nuevo presidente y la mayoría de los miembros de la Cámara de Diputados y el Senado. Aún no está claro cuándo llegará Maduro a Buenos Aires, pero la atención del opositor es máxima. Oficialmente, Ortega estuvo ausente de la cumbre de la CELAC, representado por su canciller, y de la llegada de Lula da Silva desde Brasil.
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Frente a la presencia de Maduro, Ortega y Díaz-Canel en Argentina, la oposición vinculada al expresidente Mauricio Macri ha presentado una denuncia oficial ante la justicia local contra los tres presidentes «por crímenes de lesa humanidad». Es una iniciativa de Fader, Foro Argentino por la Democracia en la Región, el Foro Argentino por la Democracia en la Región, integrado por políticos, incluidos venezolanos, intelectuales y activistas de derechos humanos.
Patricia Bullrich, exministra de seguridad de Mauricio Macri, recurre al precedente del exdictador chileno: “Si Maduro llega a la Argentina, debe ser detenido de inmediato por crímenes de lesa humanidad, como le sucedió a Pinochet en Londres en 1998. La justicia debe entregar derechos humanos universales”.
En la misma línea también siguieron miembros más moderados de la radical Unión Cívica, otra figura política de la oposición, al considerar la presencia de los polémicos líderes “una provocación a nuestro país, a las democracias latinoamericanas y sobre todo a los cubanos, venezolanos y nicaragüenses”. quienes viven en este país buscan una vida lejos de la opresión y el hambre”.
Por otro lado, confirmaron desde el gobierno que no había contenido legal en la denuncia presentada, y sobre todo a los conocidos estándares del derecho internacional en materia de inmunidad de los jefes de Estado. Además, la cumbre de la CELAC, al igual que otras reuniones de carácter internacional a este nivel político, debe ser vista como una oportunidad desprovista de posiciones de este tipo precisamente porque pretende buscar y encontrar soluciones adecuadas a los mismos problemas que la denuncian. Concluyeron desde el poder ejecutivo la irritación de pretender utilizar la justicia para interferir en el marco de las relaciones internacionales.