Caracas, (Venezuela Business Desk). – La dinastía Soares-Pineda, reconocida por más de dos décadas en el tiro deportivo venezolano, suma ahora una nueva generación a la disciplina. Lorena Soares, hija de los experimentados atletas de la selección nacional Mario Soares y Maribel Pineda, decidió dar sus primeros pasos en el deporte que ha marcado la vida de su familia.
El ingreso de Lorena al tiro deportivo representa más que una simple incorporación juvenil. Se trata de la continuidad de un legado construido con años de esfuerzo, disciplina y resultados internacionales que han dado prestigio al país. Tanto Maribel, especialista en pistola, como Mario, referente en escopeta, han representado a Venezuela en todos los eventos del ciclo olímpico, y hoy observan con orgullo cómo su hija empieza a trazar un camino propio.
Una herencia de puntería
El historial de la familia es amplio. Maribel Pineda comenzó a disparar desde los 15 años y, apenas tres años después, ya formaba parte de la selección nacional. En su trayectoria consiguió medallas en cada uno de los eventos del ciclo olímpico, alcanzando la cúspide en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 con una plata en pistola de aire y un bronce en pistola deportiva. Aquella cita le permitió, además, establecer récords nacionales y panamericanos y sellar su clasificación a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Por su parte, Mario Soares se adentró en la escopeta desde niño, inspirado por su padre, uno de los fundadores del Polígono de Valencia. Allí compartió entrenamiento con sus dos hermanos antes de integrarse a la selección nacional. Desde entonces, ha defendido los colores de Venezuela en fosa y doble fosa olímpica, consolidándose como uno de los tiradores más destacados del país en esta modalidad.
La sorpresa de 2025
En este ciclo, la novedad la aporta Lorena. Lo que comenzó como un acompañamiento ocasional a sus padres en competencias terminó por convertirse en un compromiso deportivo. De simple espectadora pasó a entrenar junto a su padre, y con ello comenzó a escribirse un nuevo capítulo en la historia familiar del tiro venezolano.
La decisión tomó por sorpresa a Maribel, quien recuerda que su hija había mostrado interés previo en disciplinas como el tenis y el voleibol. Aunque en algún momento disparó junto a ella, nunca lo consideró más allá de un pasatiempo.
“Para nosotros es un orgullo, una felicidad enorme desde que nos dijo que le encantaba la escopeta. Me dio dolor que no se fue del lado de la mamá con pistola, pero no importa porque sabemos que ella, entrenando con su papá tiene la mejor ayuda y el mejor entrenador”, expresó Pineda, quien celebra que Lorena ahora esté más integrada a la vida profesional de la familia.
Además, esta sorpresa ha añadido un nivel más de compenetración en una familia que desde siempre se ha considerado un equipo de tres contra el mundo. “Cada vez que la vemos preparándose y entrenando eso nos infla el corazón, porque sabemos que estamos dejando ese legado en ella y ella se siente inspirada también por nosotros”, añadió.
Orgullo de padre, guía de entrenador
Mario Soares vive la situación desde otra perspectiva: no solo como padre, sino también como formador. “Para mí es un orgullo que a mi hija le haya gustado el tiro deportivo y más en mi modalidad. Estoy muy contento y más por ser su entrenador, la estoy formando gracias a Dios”, afirmó con una sonrisa.
El propio Soares asegura que su hija muestra un interés creciente y compromiso en los entrenamientos: “A ella le fascina y le encanta, quiere venir todos los fines de semana y estamos poniendo todo el empeño en que ella sea una atleta del futuro, de ese semillero que estamos tratando de formar”.
El descubrimiento de Lorena
Para la joven, el proceso fue gradual. Haber crecido rodeada de referencias al tiro deportivo despertaba curiosidad, pero no pasión inmediata. “Toda la vida he visto esto del tiro por parte de mi mamá y por mi papá. Siempre decía que me gustaba, pero no me encantaba, hasta que un día vine con mi papá y le empecé a agarrar el amor”, explicó.
Su decisión de inclinarse por la escopeta en lugar de la pistola respondió al dinamismo de la modalidad. “Me considero una persona bastante inquieta, entonces pasar del tenis y el voleibol a la pistola de aire, era bastante fuerte. Aunque no había probado tanto la escopeta, al principio estaba con la pistola con mi mamá, y me di cuenta que allá (con la escopeta) tenía un poquito más de adrenalina y me casé con mi papá”, comentó entre risas.
Mirando al futuro
El reto de Lorena ahora es sostener la constancia y transformar sus primeros pasos en logros consolidados. “Estoy muy emocionada de ser parte de esto, porque además de ser un deporte que ahora me gusta y al que ahora le estoy poniendo empeño, estoy con mis papás. Estamos más unidos y puedo ser parte de la historia de ellos en este deporte. Teniendo además a mi papá de entrenador que es el mejor”, agregó la joven.
El calendario deportivo ofrece oportunidades cercanas: el ciclo olímpico se abrirá con los Juegos Bolivarianos Lima-Ayacucho 2025, y aunque aún es temprano para proyectar la participación de Lorena en eventos internacionales, no resulta descabellado pensar que el apellido Soares-Pineda vuelva a sonar en podios regionales e internacionales, esta vez como una familia completa de tiradores.