Auckland, Nueva Zelanda — En un hecho sin precedentes en la historia de Nauru y con amplio eco internacional, un ciudadano apátrida de origen kuwaití recibió la ciudadanía nauruana gracias a un innovador programa de naturalización que busca financiar proyectos de resiliencia económica y climática en la isla del Pacífico.
Este logro, anunciado oficialmente a través del Economic and Climate Resilience Citizenship Program, pone en relieve las ventajas que la iniciativa puede ofrecer a millones de personas en el mundo que carecen de nacionalidad reconocida. El programa no solo otorga un pasaporte alternativo políticamente neutral para el solicitante y su familia, sino que también fomenta contribuciones destinadas a enfrentar los desafíos de la crisis climática en el Pacífico Sur.
Un proceso de evaluación exhaustiva
Edward Clark, director ejecutivo del programa, destacó que la concesión de la ciudadanía fue resultado de un proceso de debida diligencia que incluyó la participación de unidades de inteligencia financiera, cuerpos policiales y verificaciones externas independientes.
El ejecutivo recalcó que la condición de apátrida suele estar acompañada de malentendidos y estigmas sociales. Según explicó, la falta de nacionalidad no implica ausencia de documentos ni irregularidades legales, sino que muchas veces responde a circunstancias ajenas a la voluntad de la persona.
“We would not approve someone unless we could verify who they are, their history and other required information, and this person was able to demonstrate his eligibility with strong documentary proof, despite his status.
He is a highly successful and motivated individual, who through no fault of his own is stateless,” afirmó Clark.
El directivo subrayó que existen numerosos individuos alrededor del mundo que atraviesan situaciones similares.
“While many people who apply for citizenship through the program may be seeking a second passport that can provide a valuable safety net in times of global instability, for stateless people it can provide mobility and security they’ve never before experienced,” añadió.
Un problema global de gran magnitud
La apatridia constituye uno de los problemas más invisibles y complejos del sistema internacional. El Institute on Statelessness and Inclusion estima que al menos 15 millones de personas en el mundo viven sin nacionalidad reconocida, lo que restringe su acceso a derechos fundamentales como educación, salud, empleo formal, participación política y libertad de movimiento.
En ese contexto, el programa impulsado por Nauru se perfila como una respuesta práctica e innovadora. Para quienes ya cuentan con ciudadanía en otro país, representa un segundo pasaporte que ofrece seguridad en tiempos de incertidumbre geopolítica. Pero para quienes no tienen nacionalidad alguna, significa una oportunidad inédita de integrarse plenamente a la comunidad internacional.
Opinión de organizaciones defensoras
El anuncio también ha sido bien recibido por organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de las personas apátridas. Aleksejs Ivashuk, fundador del grupo de defensa Apatride Network, resaltó los beneficios de este tipo de iniciativas tanto para los individuos como para los países anfitriones.
Los programas de migración por inversión “will benefit the stateless individuals who can open more realistic pathways out of statelessness…(and) benefit the host countries that run these programmes,” afirmó Ivashuk.
A su juicio, la posibilidad de acceder a la ciudadanía va mucho más allá de un documento legal.
Un programa que ofrezca una vía hacia la ciudadanía para los apátridas “means freedom to have education, employment, political rights, healthcare, freedom of movement, and many other basic human rights,” agregó.
Una apuesta estratégica para Nauru
El Economic and Climate Resilience Citizenship Program ya había dado la bienvenida a sus primeros ciudadanos en agosto pasado. Con el nuevo caso del kuwaití apátrida, el programa refuerza su rol como herramienta para enfrentar simultáneamente dos desafíos: la exclusión de millones de personas sin patria y la necesidad urgente de recursos para la adaptación climática en un país vulnerable como Nauru.
La isla, una de las más pequeñas del mundo, enfrenta severas amenazas derivadas del cambio climático, incluida la erosión costera y la dependencia económica de recursos limitados. La captación de capital mediante este programa representa una vía innovadora de sostenibilidad financiera y ambiental.
Con múltiples solicitudes en proceso de evaluación, las autoridades anticipan un incremento en el número de beneficiarios en los próximos meses. Para Nauru, este esquema no solo significa una fuente de recursos estratégicos, sino también la posibilidad de proyectarse como ejemplo de políticas inclusivas y visionarias en el ámbito global.