Caracas, La selección nacional femenina U17 de voleibol de Venezuela se consagró campeona sudamericana tras un histórico triunfo frente a Brasil. El resultado marca un hito en el deporte venezolano, que en los últimos años ha luchado contra la caída de estructuras organizativas y la reducción de su presencia internacional.
La frase del director técnico Ihosvanny Chambers refleja la pasión y el sacrificio que impulsaron este logro: “Sometimes it hurts us that we like volleyball so much”, señaló, describiendo el sentimiento compartido por el cuerpo técnico y las jugadoras tras levantar el título continental.
Superando limitaciones y logrando lo impensado
El camino al oro no estuvo exento de dificultades. Venezuela llegó al torneo con pocas oportunidades de fogueo internacional, pero aun así logró vencer dos veces a Brasil, incluida la final con un categórico 3-0.
Chambers, natural de Las Tunas (Cuba), recordó: “What we didn’t expect was to beat Brazil twice, to get the gold medal that way. We did not have many preparation games, but if we went four, five days earlier to Peru and we had the chance to play against Argentina and Peru, and that helped the girls get more into the event. It helped them a lot.”
El equipo venezolano cayó 3-1 en esos encuentros amistosos y en su debut oficial contra Argentina repitió marcador. Sin embargo, el cuerpo técnico transmitió un mensaje fundamental: “As soon as we entered the event, one of the things we told them was that all these matches were. That we should never go into despair with the opponent in front of us. And that if we always played well, we were going to have the opportunity to achieve victory. And I think that was one of the factors that helped girls believe we could achieve classification.”
La fuerza de la disciplina y la convivencia
Más allá de lo técnico, el éxito de la selección U17 se cimentó en la disciplina y en el tiempo compartido como grupo. Las jugadoras permanecieron ocho meses en régimen de internado, con visitas esporádicas a sus hogares y bajo un proceso de formación que consolidó un fuerte espíritu de camaradería.
El técnico lo resumió así: “The consistency of the group comes from time working together. These girls lived eight months together boarding schools. If they went home, it was every month. There were girls who never went home at that time. If the parents came to visit them. And I think that made a camaraderie between them and then they reflected it on the ground.”
Ese compromiso se reflejó en la cancha. Tras perder un set frente a Brasil en la segunda jornada, el grupo recuperó la confianza y no volvió a mirar atrás. Venezuela solo cedió un parcial más, frente a Chile en semifinales, con lo cual aseguró su clasificación al Mundial de la categoría. En total, sumó once sets ganados consecutivos.
Un triunfo con proyección internacional
La final contra Brasil cerró con una actuación impecable: 3-0, dejando a las rivales con apenas 14 puntos, un marcador que evidencia el dominio venezolano. Chambers destacó lo que viene ahora: “We’re already talking about big things (World Championship). We will have a lot of time to have logistics and preparation and opportunities will be sure to better prepare for the world where we are going to compete.”
El entrenador no oculta que el camino ha sido arduo, en un contexto donde el voleibol venezolano ha debido lidiar con limitaciones estructurales y pérdida de protagonismo internacional tanto en la modalidad de cancha como de playa. Sin embargo, asegura que este título es señal de que la ruta es la correcta: “We have often gone to the lung, without conditions and thank God, things have been changing and motivates you more. Personally it is an immense joy. It is a sacrifice of years. It also shows us that we are on the right track. Sometimes we believe that everything outside is the best thing. Truly here we are not that we are far from the reality that is being experienced (in volleyball).”
Impacto más allá del deporte
El triunfo no solo significa una medalla para el país, sino una oportunidad para revitalizar la disciplina. Con el Mundial en la mira, el éxito puede servir como motor para atraer patrocinadores, fortalecer programas juveniles y generar inversión en infraestructura deportiva.
Para la economía deportiva venezolana, el título sudamericano abre una ventana de proyección internacional que podría traducirse en mayores oportunidades de negocio y desarrollo. A nivel social, representa un símbolo de orgullo nacional y un mensaje de esperanza en medio de las adversidades.
La gesta de las jóvenes voleibolistas U17 es, en definitiva, un ejemplo de cómo la pasión, la disciplina y la visión pueden transformar limitaciones en victorias históricas. Venezuela vuelve a escribir su nombre en la élite del voleibol continental, con la mirada firme en el próximo desafío: el campeonato mundial.