La próxima conferencia COP11 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se celebrará en Ginebra del 17 al 22 de noviembre, ha generado un intenso debate internacional. Activistas y defensores de la reducción de daños, liderados por la organización World Vapers’ Alliance (WVA), advierten que las políticas que podrían aprobarse en esta cita amenazan los avances logrados en alternativas menos dañinas al tabaco tradicional.
Activistas exigen que los consumidores sean escuchados
En la antesala del encuentro, la WVA proyectó un mensaje contundente sobre la sede del evento: “los consumidores deben ser reconocidos, no marginados”. La acción busca visibilizar a millones de usuarios de productos de nicotina de menor riesgo que, según denuncian, han sido sistemáticamente excluidos del proceso de toma de decisiones en materia de control del tabaco.
Michael Landl, director de la WVA, calificó la conferencia como “una cámara de eco estancada en un pensamiento anticuado y anticientífico que fracasa con los fumadores”. En declaraciones difundidas por la organización, añadió:
“Harm reduction isn’t a marketing ploy, it’s a public health necessity supported by hard data,” dijo. “Consumers’ lives matter more than ideology or the views of wealthy WHO donors like Michael Bloomberg. It’s time consumers got a real seat at the table.”
Preocupación por políticas restrictivas
Según Landl, los delegados de la COP11 decidirán pronto sobre políticas que afectarán a millones de personas que aún fuman o que han optado por alternativas menos nocivas. Entre las medidas impulsadas por la OMS figuran la prohibición de sabores en los productos de vapeo, límites de nicotina, altos impuestos y otras restricciones.
De acuerdo con la WVA, estas propuestas ignoran la evidencia científica que demuestra que el vapeo y las bolsas de nicotina son significativamente menos dañinos que los cigarrillos tradicionales y que funcionan como herramientas efectivas para dejar de fumar.
Advertencia sobre el riesgo de retroceso
Liza Katsiashvili, directora de Operaciones de la WVA, alertó que la COP11 podría convertirse en un momento decisivo en el que el control del tabaco elija la prohibición sobre el progreso.
“Banning flavours won’t save lives; it sends smokers back to cigarettes. High taxes and bans only fuel black markets. The lessons from failed policies are clear. Delegates have a choice: listen to the facts or repeat costly mistakes.”
Katsiashvili sostuvo que las experiencias de distintos países muestran cómo las políticas prohibicionistas provocan efectos contraproducentes, fomentando mercados ilegales y empujando a los fumadores nuevamente hacia los cigarrillos.
“Voices Unheard”: una campaña global
La World Vapers’ Alliance, con sede en Europa y presencia en América Latina, ha intensificado su campaña “Voices Unheard – Consumers Matter”, que busca que los gobiernos abran el debate a la participación ciudadana y prioricen la evidencia científica sobre la ideología.
La organización sostiene que durante años las voces de los consumidores han sido silenciadas por grupos con agendas preconcebidas, lo que ha llevado a la adopción de políticas desconectadas de la realidad y de los datos disponibles.
Un llamado a la evidencia y la salud pública
La WVA insiste en que la reducción de daños no es una estrategia de mercadeo, sino una necesidad de salud pública respaldada por datos sólidos. Para la alianza, el éxito de políticas efectivas depende de reconocer que los productos alternativos como el vapeo o las bolsas de nicotina pueden salvar vidas al ofrecer opciones menos perjudiciales a los fumadores.
Expectativa ante la COP11
Con la mirada puesta en Ginebra, la COP11 de la OMS se perfila como un punto de inflexión en la política mundial de control del tabaco. Los defensores de la reducción de daños consideran que los delegados tendrán que decidir entre basarse en la ciencia o repetir los errores del pasado.
Las deliberaciones, previstas entre el 17 y el 22 de noviembre, definirán el futuro de millones de consumidores en todo el mundo. Para los activistas, lo que está en juego va más allá de la regulación: se trata del derecho a acceder a alternativas más seguras y efectivas frente al tabaquismo.
