Venezuela declara la guerra al pez león, una especie que se reproduce tan rápido que amenaza a todo el ecosistema del Mar Caribe.
En la costa venezolana, los pescadores rescatan a decenas de personas todos los días.
El pez león se come de todo y parece insatisfecho.
William Alvarez, pescador: «La buena noticia es que ya no pesca. Se reproduce a un ritmo sin precedentes. Cada día pone 30, 40 mil huevos, que eclosionan en poco tiempo».
No todos los males son dañinos, por lo que las comunidades costeras han decidido introducir el pez león en los menús de los restaurantes y el pescado de presa se convierte en presa cocida de diversas formas. Y también es un manjar.
En los años ochenta del siglo pasado, se mostró bien en las pesquerías de las casas de la alta burguesía del país, y la mayoría decidió eliminarlo ya que proporcionaba un festín a todos los peces que compartían las poblaciones de peces. Tirándolo de nuevo al mar.
Lo que pasó en 40 años.
La caza es abierta y todas las rutas están permitidas, en cambio, el pez león es fuerte con sus púas, no se mueve cuando nos encuentra y es fácil de atrapar.
Carlos Pereira es un biólogo marino y dice: «No es un competidor de los depredadores cuando llega a la mayoría de edad, pero come como un león y crece rápido. Entonces el problema es que ocupa todo el espacio».
También se le conoce como pez diablo por su fea belleza, no lo toques si lo encuentras, sus púas emiten un veneno que puede provocar un derrame cerebral aunque sea temporal.