de Paolo Menchi-
En Venezuela, luego de años en los que la oposición parecía muda, resignada, dividida y sin entusiasmo, en las últimas semanas una mujer irrumpió en la escena política dando nueva fuerza a la lucha contra lo que ahora se ha convertido en un sistema que controla por completo la información. No reconoce los derechos políticos.
María Corina Machado, la favorita en las primarias opositoras previstas para octubre próximo, fue partidaria de la Revolución Chavista hasta hace unos años.
Hacía años que no se veía tal entusiasmo en una reunión pública, miles de personas invocando el nombre de la mujer y alabando el fin del chavismo o, si se prefiere, del madurismo.
Según las encuestas de opinión, Machado obtiene el 57 % de los votos, mucho más que sus más cercanos oponentes que apenas alcanzan el 19 %, mientras que Freddy Soberlano, reemplazo del exiliado Juan Guaidó, que hace unos años intentó relevar a Maduro de su cargo con algún tipo de golpe fallido, obtendrá sólo el 5% de los votos.
Este nuevo fenómeno político no escapó al gobierno, tanto que Luis Rati anunció que Machado estaría vetado de la actividad política «porque pidió al TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) imponer sanciones y bloqueo a Venezuela», y que a fondo se llevarían a cabo investigaciones sobre el origen de los fondos de su campaña. Un claro indicio de que Maduro teme a Machado.
Según el exministro Andrés Isara, quien fue muy cercano a Chávez pero ahora está en el exilio por ignorar la revolución, el gobierno ve este entusiasmo popular como similar al que rodeó a Chávez en 97/98, por lo que tratará de frenarlo. A la brevedad, el ascenso de María Corina Machado, aunque sea por medios ilegales.