«Francia y sus aliados occidentales y africanos podrían haber detenido el genocidio en Ruanda, pero decidieron no hacerlo». Esto salió de labios del presidente francés, Emmanuel Macron, pocos días después del trigésimo aniversario del inicio del ataque de las milicias hutus que desembocó en uno de los acontecimientos más trágicos del siglo XX. El presidente del Elíseo, por invitación del presidente ruandés, Paul Kagame, no asistirá a la ceremonia del próximo domingo. Sin embargo, Macron hablará en un mensaje en vídeo que “será publicado en las redes sociales”, según sus colaboradores, que esperaban su contenido destacado: “El jefe de Estado recordará que cuando comenzó la fase de exterminio total de los tutsis, la comunidad internacional tenía los medios necesarios para conocer y actuar gracias a su conocimiento del genocidio -como nos revelaron los supervivientes armenios y del Holocausto- y que Francia, que podría haber detenido el genocidio con sus aliados occidentales y africanos, lo hizo. Desde el Elíseo confirmaron que no tenía voluntad para hacerlo.
El pensamiento de Macron ha evolucionado
En mayo de 2021, el viaje de Macron a Kigali, capital de Ruanda, y las palabras pronunciadas en aquella ocasión acercaron a los presidentes francés y ruandés, Paul Kagame. La cuestión del papel de Francia antes, durante y después del genocidio siguió siendo un tema controvertido durante años y, según se informa, incluso condujo a la ruptura de relaciones diplomáticas entre los dos países entre 2006 y 2009. El mundo. En el memorial en la capital de Ruanda, Macron anunció hace tres años que había llegado “Reconociendo la responsabilidad de Francia en el genocidio, en el que fueron asesinados más de 800.000 civiles desarmados, la mayoría de ellos pertenecientes a la minoría tutsi, masacre cometida entre abril y julio de 1994 (el presidente socialista François Mitterrand estaba sentado en el Elíseo): “Todos nos hemos ido cientos de miles de víctimas en Esto es el infierno casa cerrada», exclamó Macron hace tres años.