Auckland, Nueva Zelanda – La creciente inestabilidad política y económica a nivel mundial está generando un notable aumento en el interés por los programas de ciudadanía por inversión (CIB, por sus siglas en inglés), según señaló Edward Clark, director ejecutivo del recientemente creado Nauru Economic and Climate Resilience Citizenship Program.
De acuerdo con Clark, los conflictos en Europa y Medio Oriente, junto con la incertidumbre política en Estados Unidos, están motivando a muchas personas a buscar alternativas de residencia y ciudadanía. “Many people are currently feeling insecure about their place in the world, and are looking for alternative citizenship options,” afirmó el ejecutivo.
Aumento global en las solicitudes
El directivo explicó que un ciudadano estadounidense solicitó recientemente la ciudadanía de Nauru, mientras que una familia europea, ya beneficiaria del programa, optó por una segunda nacionalidad ante las tensiones en el continente. Este grupo también manifestó interés en apoyar las iniciativas de resiliencia climática promovidas por el gobierno nauruano.
El Nauru Economic and Climate Resilience Citizenship Program, que comenzó a operar a inicios de 2025, ofrece a los inversionistas la posibilidad de obtener un pasaporte que permite viajar sin visa a 89 países, al mismo tiempo que contribuyen a proyectos de sostenibilidad y adaptación climática. La isla, reconocida por las Naciones Unidas como la quinta nación más vulnerable del mundo ante choques económicos y climáticos, busca fortalecer su resiliencia mediante este programa.
La ciudadanía como estrategia de diversificación
Clark destacó que programas como el de Nauru están ganando relevancia incluso entre ciudadanos de países con pasaportes considerados fuertes. “Global volatility, policy shifts, and emergency scenarios make diversification through an additional passport a prudent move, so even citizens of European nations or the US are realising the importance of have a second citizenship as a safeguard,” expresó.
El directivo subrayó que, en caso de una escalada de conflictos internacionales, como una ampliación de la guerra entre Ucrania y Rusia, contar con una segunda nacionalidad puede ofrecer un “refugio” legal para evitar escenarios de servicio militar obligatorio. “As well, in the event of major geopolitical conflict such as a European escalation of the Ukraine-Russia war, a second citizenship may provide a fallback citizenship to avoid mandatory military service or conscription scenarios,” agregó.
Creciente interés por pasaportes neutrales
Además, Clark explicó que los ciudadanos provenientes de países con pasaportes políticamente sensibles o con restricciones de movilidad están buscando alternativas más neutrales que reduzcan la exposición o el escrutinio en ciertos destinos. Esta tendencia, dijo, está motivada por la necesidad de viajar con mayor libertad y seguridad ante el clima geopolítico actual.
Sin embargo, aclaró que la admisión al programa no está garantizada y depende de rigurosos controles. “Strict due diligence requirements including financial, police, and third-party checks underpin the integrity of the Nauru program and these are a strong value proposition for many people,” señaló.
Enfoque en transparencia y sostenibilidad
Clark enfatizó que el compromiso con la transparencia y la seguridad es uno de los pilares del esquema nauruano. “Amid all the global uncertainty, people want to be assured they are investing in a robust program with strong safeguards for them and their family,” indicó.
Asimismo, aseguró que se espera una demanda sostenida en el mediano plazo, especialmente entre quienes buscan invertir en causas ambientales y humanitarias. “We’re anticipating there will be strong ongoing interest in Nauru’s program, particularly from those who want to support a small island nation to implement measures to combat economic vulnerability and climate change,” concluyó.
Perspectiva regional
Expertos en movilidad global señalan que América Latina también podría experimentar un mayor interés en este tipo de programas, a medida que inversionistas buscan opciones fuera de las economías tradicionales. Para países como Venezuela, donde la incertidumbre política y económica persiste, las iniciativas de segunda ciudadanía representan tanto un instrumento de protección patrimonial como una oportunidad de expansión empresarial.
El caso de Nauru muestra cómo las pequeñas naciones insulares están encontrando nuevas fuentes de ingresos sostenibles a través de esquemas de inversión en ciudadanía. En un contexto internacional marcado por la fragmentación y la desconfianza, estos programas se consolidan como un refugio estratégico para quienes buscan estabilidad y libertad de movimiento.