Los brazos espirales sinuosos de la impresionante galaxia NGC 976 llenan un marco de imagen del Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA. La galaxia espiral en cuestión se encuentra a unos 150 millones de años luz de distancia de la Vía Láctea en la constelación de Aries. A pesar de su apariencia serena, NGC 976 ha sido el hogar de uno de los fenómenos astronómicos más violentos que se conocen: una explosión de supernova.
Estos eventos catastróficamente violentos ocurren al final de la vida de las estrellas masivas y pueden oscurecer galaxias enteras por un corto tiempo. Si bien las supernovas indican la muerte de estrellas masivas, también son responsables de la formación de elementos pesados que se incorporan a las generaciones posteriores de estrellas y planetas.
Las supernovas también son una ayuda útil para los astrónomos que miden distancias a galaxias distantes. La cantidad de energía lanzada al espacio por las explosiones de supernovas es muy uniforme, lo que permite a los astrónomos estimar sus distancias a partir de qué tan brillantes son cuando se ven desde la Tierra.
Esta imagen, creada con datos de la Wide Field Camera 3 del Hubble, proviene de un gran conjunto de observaciones del Hubble de galaxias cercanas que albergan supernovas y una clase pulsante de estrellas conocidas como variables cefeidas. Las cefeidas y las supernovas se utilizan para medir distancias astronómicas, y las galaxias que contienen ambos objetos proporcionan laboratorios naturales útiles en los que los dos métodos se pueden calibrar entre sí.