Parece que la cura para la recuperación del Milán, especialmente la de Pioli, como muchos creen, es el nombre de Ibrahimovic. Todos, o casi todos, lo quieren, empezando por Cardinale, un gran entrenador que va y viene y que ya conoció al exdelantero en sus intermitentes apariciones en el Milán. En realidad, no hay duda sobre su pasado como delantero, pero lamentablemente ahora es un ‘ex’. El problema, de hecho, surge precisamente de aquí, porque se corre el peligro de confundir el pasado, que no regresa, con el presente y, sobre todo, con el futuro. Así, aparte del encanto y carisma que Ibrahimovic siempre tendrá a los ojos de los aficionados nostálgicos, Cabe preguntarse qué puede garantizar el sueco en su nuevo puesto como director técnico. Todo por descubrir al contrario de lo que hace el jugador.
Dado que Pioli parece estar bien con su nuevo rol en Milán, ya que ya no podrá resolver los problemas en el campo como sustituto de Giroud, Ibrahimovic debe resolver los problemas, ayudar al entrenador a motivar a los jugadores o llevarlos aparte para evitar Un nuevo mal humor o un malentendido con los jugadores del propio Pioli. Conociendo su exuberante personalidad, por decirlo suavemente, y su enorme «ego», Pero el peligro reside en generar algunas nuevas fracciones en el grupo, Estrés alimentario.
Pero la certeza es otra cosa, porque la presencia de Ibrahimovic interferirá con la presencia de Pioli, lo que limita su papel de líder, incluso indirectamente, sobre todo si todo el mundo lo busca para entrevistarlo, antes o después de los partidos. De hecho, Ibrahimovic tiene muchas cualidades pero no equilibrio, lo cual es precioso sobre todo cuando no hay resultados. Demostrar que es un líder exitoso en el campo, como lo hizo tan bien cuando Boban lo llamó de regreso a Milán, es una cosa, pero vestir el uniforme del club es otra.
Sólo pensar en este papel diferente para Ibrahimovic es todo lo que tiene que descubrir, a la luz de eso. Al nuevo Milan le falta la personalidad de un entrenador experimentado y fiable como Galliani, que resolvió muchos de los problemas de Milanello ayudando a los entrenadores rossoneri. Otro regreso sería más valioso que el del sueco: el regreso de Ariedo Breda..
Libre de compromisos, tras haber puesto fin a su última colaboración con Cremonesi, el ex director deportivo que ganó todo con el Milan, entre otros, pedirá menos garantías también desde el punto de vista económico, dispuesto a ayudar a Pioli sin privarle de su independencia en las elecciones. Y sin resultar tan agotador mediático como Ibrahimovic. Sabe hablar delante de las cámaras porque ciertamente no le falta equilibrio dialéctico. Gracias a su experiencia, Braida también podría resultar inestimable en futuras opciones de mercado, dejando inalterado el papel de Moncada, director técnico de la reciente campaña de compras, que podría crecer aún más al lado de un auténtico maestro en este sector. Porque ser un (gran) jugador es una cosa y convertirse en un (gran) entrenador es otra. La confirmación viene indirectamente de Braida, a quien nadie recuerda como centrocampista, entre otras cosas cedido en el Milán, pero Todos recuerdan a Van Basten, Shevchenko y Kaká como un gran director que llevó los “Balones de Oro” a los rossoneri. Sin estar orgulloso de ser Dios…