El incremento sorpresivo de las tarifas eléctricas en Chile —que en julio alcanzó hasta un 7% mensual— ha generado preocupación en los hogares y en el sector inmobiliario. El impacto, descrito por expertos como un “verdadero terremoto para la economía de las familias chilenas”, amenaza con extenderse a toda la estructura financiera vinculada a la Unidad de Fomento (UF), afectando dividendos, arriendos, colegiaturas y gastos comunes.
“El golpe fue duro y llegó sin aviso. Esa es la mejor forma para describir cómo las cuentas de electricidad escalaron hasta un 7% mensual en julio, producto de errores de cálculo que, hoy sabemos, nadie anticipó”, explicó Cristián Martínez, fundador de Crece Inmobiliario, Ingeniero Comercial, Magíster en Administración de Empresas de IEDE y Master en Administración de Empresas en la Universidad de Lérida.
Martínez agregó que lo que inicialmente parecía una situación temporal terminó generando un efecto mucho más profundo. “Si bien lo que al principio parecía un problema técnico y transitorio, se transformó en un verdadero terremoto para la economía de las familias chilenas”, puntualizó.
El impacto del alza en la UF y la inflación
El aumento en las tarifas eléctricas no solo encarece el costo directo de los servicios, sino que además impulsa el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y, en consecuencia, la UF, que se ajusta mensualmente según la inflación.
“Cuando la luz sube, no solo que el encender una ampolleta sea algo más costoso, sino que hay un efecto dominó que impacta todo el ecosistema financiero del hogar, especialmente para quienes están comprando o pagando una vivienda”, detalló el ejecutivo.
Según Martínez, este fenómeno genera un círculo inflacionario que repercute directamente en los bolsillos de las familias. “Ahí es donde comienza la reacción en cadena: arriendos, colegiaturas, dividendos hipotecarios, gastos comunes, etc. Todo lo indexado a la UF se encarece automáticamente”, explicó.
El resultado, advierte, es una sensación generalizada de pérdida de poder adquisitivo. “El resultado de esto es una percepción tangible de que el dinero no alcanza como antes, lo que se traduce en la postergación de decisiones que impactan a los proyectos de las familias. Especialmente en aquellas que piensan incluso en adquirir una propiedad”, afirmó.
Tasas de interés bajas amortiguan el efecto
Pese al escenario adverso, el sector inmobiliario chileno no se ha paralizado por completo. Según Martínez, la caída en las tasas de interés ha permitido mantener cierto nivel de dinamismo en las operaciones.
“Si bien, el alza eléctrica impacta en la UF, por otro lado las tasas de interés han caído significativamente y hoy están en torno al 3,3% para viviendas nuevas con subsidio al dividendo, lo que ha hecho que el mercado no se haya paralizado completamente, pero sin duda está más cauteloso de lo que podría estar”, sostuvo.
En este contexto, el especialista recomienda aprovechar las condiciones actuales. “La pregunta del millón es ¿se recomienda comprar propiedades en este escenario? La respuesta es: Sí. Las tasas están en mínimos de los últimos dos años, el subsidio al dividendo está operativo y beneficia viviendas nuevas de hasta 4.000 UF”, aseguró.
No obstante, advirtió que postergar la decisión podría resultar más costoso. “Si se cumplen los requisitos y se busca comprar en ese segmento, la ventana actual es atractiva. Si se espera, lo más probable es que exista el riesgo de que la UF siga subiendo impulsada por la inflación y las tarifas, lo que encarecería el dividendo en pesos a futuro, incluso si las tasas se mantienen bajas”, señaló.
Correcciones esperadas y proyecciones hacia 2026
La Comisión Nacional de Energía (CNE) ha reconocido recientemente un doble ajuste inflacionario en las tarifas eléctricas, lo que llevó a anticipar correcciones a partir del primer semestre de 2026. Según Martínez, esta medida podría reducir las presiones sobre el IPC y la UF.
“La Comisión Nacional de Energía ya detectó que existió un doble ajuste inflacionario en las tarifas eléctricas y anticipa correcciones desde el primer semestre de 2026. Esto debería quitar presión al IPC y, por ende, desacelerar el crecimiento de la UF”, explicó.
De mantenerse la tendencia descendente en las tasas de interés, el panorama para el próximo año podría ser más optimista. “Si además las tasas de interés continúan su trayectoria descendente, el próximo año podríamos ver una mejora gradual en la capacidad de compra y un repunte en las ventas, especialmente en el segmento medio”, añadió el experto.
Finalmente, Martínez proyecta un escenario más estable hacia 2026. “Si en 2026 la inflación se normaliza y el tema eléctrico encuentra solución, el crédito hipotecario puede reactivarse de manera sostenida y llegar más equitativamente a distintos segmentos de la población”, concluyó.
Perspectivas para el sector inmobiliario chileno
El mercado inmobiliario enfrenta así un panorama dual: por un lado, el impacto inmediato de la inflación y el alza energética; por otro, la oportunidad de aprovechar tasas históricamente bajas.
A la espera de las correcciones regulatorias y una eventual estabilización inflacionaria, los analistas coinciden en que el año 2026 podría marcar un punto de inflexión para la recuperación sostenida del crédito hipotecario y la revitalización del sector habitacional chileno.
