Una nueva metodología científica revela actividad microbiana en las profundidades del subsuelo
A unos 800 metros bajo la superficie de la Tierra, un equipo de científicos descubrió recientemente un próspero mundo microbiano.
Este descubrimiento, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, abre nuevos horizontes para comprender la vida en condiciones extremas y el papel que desempeñan estos organismos en procesos globales, como el ciclo del carbono.
La investigación, financiada por el programa EPSCoR de NSF y realizada en colaboración con el Desert Research Institute y la Universidad de New Hampshire, se centró en una especie de bacteria consumidora de sulfato que se encuentra en el acuífero profundo debajo del Valle de la Muerte.
Utilizando una metodología innovadora, los investigadores descubrieron que esta bacteria no sólo es el organismo más abundante, sino también el más activo en este entorno privado de oxígeno.
La nueva metodología, que vincula directamente la herencia genética de los microbios con su función, representa un importante paso adelante en la comprensión de la dinámica de las comunidades microbianas.
Esta técnica, adaptada de la ciencia biomédica, permitió aislar rápidamente microbios vivos de muestras de agua de acuíferos mediante citometría de flujo.
Al etiquetar estos microbios con un compuesto específico que brilla bajo un láser de citometría de flujo durante las reacciones químicas, los investigadores pudieron medir directamente la actividad celular.
Los resultados del estudio muestran una notable diversidad en los niveles de actividad entre los miembros de estas comunidades microbianas.
Esta metodología también ha encontrado aplicación en el estudio de microbios en el agua de mar, donde ha revelado que una pequeña fracción de microorganismos es responsable de consumir la mayor parte del oxígeno en el océano.
En el futuro, los investigadores planean ampliar esta metodología para estudiar otras interacciones anaeróbicas y nuevos entornos, incluidos los sedimentos a lo largo de la costa de Maine.
Un proyecto relacionado financiado por la NASA probará esta metodología en las profundidades del océano de la Tierra, lo que podría allanar el camino para posibles aplicaciones en otros planetas.
Este descubrimiento no sólo amplía nuestro conocimiento sobre la vida microbiana en las profundidades de la Tierra, sino que también abre nuevos horizontes para estudiar ambientes extremos y tal vez buscar vida en otros planetas.
Fuente y artículo original: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2309636121
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